miércoles, 3 de noviembre de 2010

Bayer

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Osvaldo Bayer no te hace sentir todo lo grande que es.
El miércoles pasado estuve cerca de una hora con él, para hacer una entrevista para el diario.
Para mí hablar con Bayer era una deuda pendiente. Me interesa esa figura de la coherencia que encarna como pocos. Bayer es ante todo 83 años de una de las coherencias más grandes que uno pueda encontrar, búsquese donde se busque.
El motivo de su visita a Neuquén fue el estreno de su película Auwka liwen, Rebelde Amanecer.
A la tarde, después de la entrevisa que disfruté como pocas en mi vida, fui a ver la película.
Del auditorio donde se proyectó me fui con una imagen: el alemanote barbudo ingresando a la sala y los mapuches (sus atuendos negros con guardas multicolores; los bellísimos collares plateados que lucen) de pie para saludarlo, vivándolo en mapuche, y la cálida réplica de Bayer, rodeado por los organizadores, su brazo en alto, como ofrendando una pequeña victoria, o como marcando la senda de una victoria, una victoria que si no es la de la verdad se le parece mucho, una verdad mayúscula mucho más abarcativa que la de una historia apabullante (su obra), la verdad de quien parece estar diciendo con ese brazo en alto: “Hola, acá estoy de nuevo: ¿podía ser de otra forma?”
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Recomiendo leer la entrevista, leer La Patagonia Rebelde y mirar la pelicula, es increible y genial la investigaciòn efectuada por Osvaldo Bayer.
U.C

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